domingo, 14 de abril de 2013

"Cárceles imaginarias", de Luis Leante


Ed. Alfaguara, mayo 2012, 2ª edición (1ª edición, febrero 2012)
355 páginas

 Tiene Luis Leante la habilidad de conseguir despertar la curiosidad del lector en las primeras páginas. Arranca esta novela recordándonos un hecho acaecido en Barcelona el 7 de junio de 1896, el atentado de la procesión del Corpus, atribuido a los anarquistas. Hubo muertos y se desató una reacción virulenta por parte de las autoridades: represión, tortura, juicios sin garantías, muertes y desapariciones. Algunos huyeron a Filipinas donde se asentó una pequeña colonia de españoles. Entre ellos, el joven Ezequiel Deulofeu, hijo de un empresario, principal protagonista y eje en torno al cual gira la narración.
   La estructura de la novela descansa en varios hilos argumentales que irán anudándose sin dejar cabos sueltos. Uno es el del mencionado Ezequiel -Ovidio Morell en el extranjero- y sus andanzas en las primeras décadas del siglo XX. Un segundo es el de Matías Ferré, el narrador, un hombre de nuestro tiempo aficionado a la investigación histórica que recibe el encargo, junto a cierta documentación, de escribir un libro sobre los anarquistas españoles en Manila que le conducirá a Ezequiel. Y el tercero es el de Victoria, historiadora y compañera muerta en accidente de Matías, entre cuyos papeles sobre los que estaba trabajando aparece un misterioso sobre con el nombre de Ovidio Morell.
   Con este engranaje, Luis Leante nos va desgranando su argumento yendo y viniendo de un siglo a otro, del pasado al presente, o de una ciudad a otra, de Barcelona a Manila, o a Valparaíso, contextualizando la ficción con una documentación rigurosa, que incluye costumbres y expresiones de la época y de los lugares, y consiguiendo una obra dinámica, ágil, en la que no falta el punto preciso de suspense, pues introduce sorpresas dosificadas que van haciendo cambiar el punto de vista del lector y acercándolo a la verdad de los hechos.
El personaje de Deulofeu-Morell resulta complejo y, por ello, creíble: es bueno y es malo y, en ambos casos, con intensidad. Ayuda a sus amigos, se preocupa por las personas desvalidas, comparte sus bienes y, al mismo tiempo, no duda en matar si es necesario o encargar el uso de la violencia contra alguien si le supone un obstáculo.
   A Luis Leante le gusta contarnos la Historia a través de hechos y personajes que no aparecen en los libros escritos para enseñarla. Explica el presente de sus criaturas literarias como consecuencia de sus pasados, reivindica de esta forma la memoria convencido de que el olvido supone renunciar a la identidad.
   Cárceles imaginarias es unaobra interesante, a la que sólo se le podría reprochar, en su caso, un exceso de casualidades, aunque es cierto que en la realidad éstas también se producen de vez en cuando. La acción y los personajes estimulan la fantasía del lector, combina épocas y está bien escrita. De la prosa de Leante me gusta su economía de palabras, va al grano y lo hace con elegancia.
    En definitiva, una novela que no decepcionará a los lectores exigentes.
  
    María García-Lliberós

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