jueves, 16 de octubre de 2014

"Así empieza lo malo", de Javier Marías

Ed. Alfaguara, 2014.                               

540 páginas.
En papel: 21,50 €; ebook: 9,99 €

     Me encuentro entre los lectores devotos de Javier Marías y en cuanto tuve noticia de la aparición de esta novela me apresuré a comprarla. Por su estructura, por sus personajes, por la temática, por su prosa, es una novela cien por cien Marías. La he disfrutado mucho, pero no me ha sorprendido.
      El narrador Juan de Vere, mayor en 1980, recuerda el año que pasó trabajando como secretario polivalente del director de cine Eduardo Muriel. Una experiencia que marcó su vida. Entonces era un joven de 23, recién licenciado, culto y algo pedante, curioso y preguntón, fascinado por su empleador y por su mujer Beatriz Noguera, y la extraña relación existente entre ellos cuyos secretos irá descubriendo con tenacidad y una vocación de espía notable y de voyeur
     Juan de Vere está cortado con el mismo patrón que otros protagonistas narradores de novelas anteriores del autor y éste es el único reproche que le hago que, los que hemos seguido su obra, no diferenciamos la voz narradora y acabamos escuchando a Marías como alter ego de sus protagonistas. 
    El argumento profundiza en un tema poco explorado literariamente: el abuso sutil e imperceptible, pero no por ello menos cierto, de los que ganaron la guerra civil respecto a los perdedores atenazados por el miedo a las represalias. Son piezas propicias al chantaje, sobre todo cuando aún poseen algo con que pagar el silencio y ese algo incluye a sus mujeres e hijas. La historia que nos cuenta esta novela es tremenda.
      Así empieza lo malo aborda muchas cuestiones que afectan a las relaciones sociales y a las relaciones privadas e íntimas de sus protagonistas. Nos habla de la mentira, los falseamientos de historiales para ir adaptándose a lo que reclamaba el régimen franquista en su momento o la democracia después, y de la mentira que sustenta muchos matrimonios. Nos habla de la incapacidad de perdón, del deseo sexual, del egoísmo juvenil, de la desdicha y la dependencia, de la búsqueda de felicidad y de la muerte. Lo hace con esa prosa rica y llena de pensamiento, analítica, retorcida, perversa e irónica, que aplaudimos los seguidores de Marías pero que resulta insoportable para otros lectores. Es un autor que genera amores y odios, y lo entiendo.
     Por supuesto que vuelve a aparecer el académico Francisco Rico, otra obsesión del autor, personaje histriónico, más divertido esta vez pero que resulta repetitivo y cansino con sus gracias excesivas.
      Una novela que se lee sin aliento, con páginas espléndidas: el encuentro nocturno entre Muriel y Beatriz,  o el que tiene lugar entre el Doctor, siniestro amigo de la pareja, y Beatriz, espiados ambos por el joven de Vere que toma nota de todos los detalles, son dos ejemplos memorables.
      Muy recomendable para aquellos con gustos literarios similares a los míos.

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